Una ola de protestas estudiantiles en Serbia desafía al Gobierno de Vucic. La Vanguardia 26.01.2025
Una manifestante sosteniendo un cartel contra la corrupción el viernes en Belgrado (UnANDREJ ISAKOVIC / AFP)
Una huelga general no oficial paró parcialmente Serbia el viernes, la última acción de una ola de bloqueos y protestas contra el Gobierno y su presidente, Aleksandar Vucic, que empezaron los estudiantes a finales de noviembre, a los que desde entonces se han ido uniendo diversos grupos sociales y cada vez más ciudadanos. Para el lunes, los manifestantes han convocado el bloqueo de la ronda de Belgrado, por donde pasa la autopista que conecta el sur con el norte de Serbia.
Las protestas, cuyo lema principal es “La corrupción mata”, se desencadenaron por la muerte de quince personas el 1 de noviembre cuando se desplomó una marquesina de vidrio y metal recién restaurada en la estación de trenes de la norteña ciudad de Novi Sad. Inicialmente, pequeños grupos de universitarios empezaron a salir a la calle para exigir responsabilidades. En vez de hacer pública la documentación sobre las obras, el presidente intentó apaciguarles a la fuerza. A partir de entonces, los estudiantes tomaron las universidades, bloquearon la enseñanza y empezaron a formular toda una serie de peticiones, cuyo objetivo es, según dicen, uno solo: acabar con el régimen corrupto.
“Se trata de la mayor protesta estudiantil en nuestra región desde 1968. La causa es una serie de acontecimientos trágicos, que son el resultado de décadas de represión, corrupción y violencia llevadas a cabo por el régimen gobernante”, se lee en el manifiesto publicado por los universitarios. Dos meses después de que la juventud académica se levantara, medio país está en revuelta. Además de la huelga general del viernes, cada día a las 10.52 h, la hora en la que ocurrió la tragedia de Novi Sad, los estudiantes invitan a salir a las calles para rendir homenaje a las quince víctimas con quince minutos de silencio.
“Exigimos que se cumpla la ley. Nuestro fin es acabar con las mentiras y aspectos propios a un estado mafioso”, proclaman los jóvenes, que han infundado esperanza entre la población serbia contraria al Gobierno. No obstante, en un país con control prácticamente total de los medios de comunicación, el presidente aún está apoyado por muchos; las cifras son difíciles de estimar.
Serbia es un país en la encrucijada. “Los doce años del Gobierno de Vucic son, en algunos aspectos, peores que el periodo de Milosevic. Ha vendido el país a empresas chinas y árabes de dudoso prestigio con tal de meterse dinero en el bolsillo”, explica un analista de la revista independiente Nin.
“Tenéis las manos bañadas en sangre” es otro de los lemas estudiantiles. La empresa que está detrás de las obras de la marquesina pertenece al hermano de Vucic, aunque, como suele pasar en Serbia, hay otras concesiones, en este caso a una compañía china y otra húngara.
“No queremos marchar, queremos quedarnos en Serbia”, rezan las pancartas de los universitarios, aludiendo al hecho de que en las últimas tres décadas medio millón de personas, básicamente con estudios superiores, han emigrado. Primero, por las guerras, y luego, por falta de porvenir.
Otra particularidad de estas protestas masivas es que se celebran sin discursos ni líderes. Lo mismo en las protestas diarias: los manifestantes permanecen callados un cuarto de hora. Los estudiantes de Filología han colgado delante de su facultad la cita del final de Hamlet : “El resto es el silencio”.
Artículo publicado en La Vanguardia el 26 de enero de 2025.